Historia de una historia.
Nunca tuve ninguna fe en ella, porque nada más sacarme de la librería, me caí en un charco. Se me corrió la tinta y se me arrugaron las hojas. ¿Qué clase de persona deja caer un libro nuevo en un charco? Pues eso... Después me llevó a casa. Y ahí estuve algo más acompañado, entre otros. Pero seguí solo y descuidado. Pero hace unos meses, cuando ya había perdido toda esperanza, me abrió. Y sorprendentemente, me trato con muchísima delicadeza. Y fue amor a primera vista. Pasamos juntos momentos de tensión y momentos de dulzura. De todo tipo. ¡Hasta me sacaba al jardín, y podía ver las flores! Desde ese primer día, recuperé la esperanza. Es una lástima, que todo tenga un final, porque nos tuvimos que despedir. Sin avisar, pero un día me acabó. Pero tengo la corazonadaa de que algún día vuelva a recordarme. Aunque nunca será lo mismo. Y quién sabe... quizá acabo en otras manos, y volvemos a tener una primera vez. Seré entonces una historia fresca. Constantemente nos quejamos de